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Ribeira Sacra: Vinos de río y cañón


Artículo de Neil Martin en The Wine Advocate (01-03-2013)

Aquellos romanos eran gente ingeniosa. Cuando el presidente del Consejo Regulador, José Manuel Rodríguez González, me lleva a través de la Ribeira Sacra por primera vez, me encuentro mirando con asombro los puentes ancestrales que atraviesan el río Miño con la misma facilidad que lo hacían hace dos milenios; actualmente, coches y pasajeros van de un lado a otro en lugar de carros y centuriones. Y, por supuesto, se sabe que los Romanos expandieron su imperio hasta los lugares en los que las uvas ya no podían transformarse en vino, ya que, después de todo, ¿por qué conquistar una tierra que no puede devolvernos placer? También aquí, la Ribeira Sacra sigue beneficiándose de esa ingenuidad. Los romanos cuidadosamente cincelaron las pendientes orientadas al sur de estas vertiginosas gargantas de los sinuosos ríos Miño y Sil en bancales para cultivar las uvas. Ellos no buscaban altas puntuaciones de críticos como yo. Ellos sólo buscaban hacer un vino mejor y afortunadamente esa filosofía perduró hasta hoy.

Ribeira Sacra, que se traduce por “Sacred River”, es seguramente uno de los “secretos” de España. Una rápida mirada al pintoresco paisaje dotado de villas medievales e iglesias da pocas pistas de la viticultura. Sólo dentro de sus impresionantes valles se pueden descubrir las viñas, aparentemente escondidas en una fisura gigante de la corteza terrestre. A pesar de ser una región llena de historias como ninguna otra con la que me encontré, podemos ver la Ribeira Sacra como una reciente incorporación a las numerosas DO españolas. La filoxera diezmó tanto la industria vitícola como su cultura y el consecuente abandono de las viñas, seguido por la Guerra Civil Española, ha convertido la elaboración del vino en poco más que un recuerdo. Terrazas abandonadas son el testamento de ese pasado precario, tal y como lo son en el Priorato o en cualquier otro lugar.

Afortunadamente, la Ribeira Sacra experimentó un crecimiento en las últimas tres décadas. El número de viticultores pasó progresivamente de 800 a, en 2011, 2.896, que actualmente trabajan sus 1.265 hectáreas. La mayoría venden sus uvas a cooperativas locales o bodegas, que son un total de 94. No es un número muy grande comparado con otras denominaciones, pero bastante más que las 17 que existían en 1994. Hay cinco subzonas en la Ribeira Sacra: Amandi, Chantada, Quiroga-Bibei, Ribeiras do Miño y Ribeiras do Sil. Cada una se caracteriza por diferentes microclimas dictados por la topografía extrema, la altitud, el terruño, la orientación o el efecto regulador de los ríos. La Ribeira Sacra goza de más horas de Sol que la zona de las Rías Baixas, situada en la costa, más al oeste, y necesitas perderte entre los viñedos para ver como las piedras quebradas y la pendiente aseguran que esté perfectamente drenada.

En relación con la variedad de uva, la vid tinta Mencía reina con los case cinco millones de kilogramos producidos en 2010 (mi título se refiere a los parecidos en orografía más que a los viñedos producidos). El Ribeira Sacra es prácticamente la antítesis del Ribera del Duero: tiene un color no tan intenso, entra con menos fruta en la nariz, fresco y a menudo herbáceo con aroma a pimiento inspirado en el Chinon, está normalmente entre 12,5 y 13,5% grados de alcohol, en boca más cerca de la intensidad media que de la robustez, teniendo una acidez picante y acabados lineales. Los tintos de la Ribeira Sacra son frescura, frescura y frescura. Los blancos se producen mayoritariamente de Godello, complementado con Treixadura e Loureira.

Encontré los vinos de la Ribeira Sacra inmediatamente atractivos, no porque fuesen potentes, de complejidad inefable o producidos para aguantar mucho. No disfruté de su sentido de la pureza y su completa falta de pretensión. Disfruté de estos vinos porque hablan de su tierra, aprovechándose de la Mencía para conjurar vinos chispeantes, frescos y vivaces, que nacen para casarse con la cocina local. Los mejores vinos son aquellos que, viendo que se acaba la botella, hacen que ya uno tenga el ansia de tomar otra gota –una virtud que se olvida demasiado en estos días-. Los taninos normalmente son muy finos; a veces me recuerdan algunos Pinot Noir, impartiendo seductoras texturas sedosas. Como ya he comentado, cuando ofrecen notas de frambuesa fundidas con toques de pimiento, encuentro, a los Ribeira Sacra, más “auténticos”. Y, siempre que aspiren a ser algo más mediante una mayor extracción a través del roble, ellos pierden su personalidad y tipicidad. Percibo que los blancos de la Ribeira Sacra son, en general, más fuertes de lo que esperaba, con excelentes ejemplos de Adega Algueira y Dominio do Bibei, si bien no llegan a la fortaleza de los vinos de las Rías Baixas, abajo en la costa. Los vinos de la Ribeira Sacra son relativamente accesibles y por suerte no existe un “icono” de vinos diseñados para pescar coleccionistas de etiquetas, lo que se agradece.

Es imposible visitar la Ribeira Sacra y no enamorarse de ella. Existe un sentimiento de atemporalidad en su interior, porque mucha de su historia permaneció intacta. Lo que también he percibido fue la idea de que sus vinos no necesitan adecuarse a los parámetros internacionales. Si quieres vinos con más cuerpo, más afrutados en la nariz, con más alcohol, entonces este no es el lugar a donde deberías venir. Podrías argumentar que este solipsismo puede llevar a una DO a estancarse en su estilo anacrónico. Pero es manteniéndose fiel a su estilo, que sospecho cambió poco desde los tiempos de los romanos, que la Ribeira Sacra es más importante que nunca para lo que los amantes del vino buscan en su copa.

La Ribeira Sacra fue un descubrimiento para mi paladar. Creo que lo será para el vuestro.
Como siempre, mi enfoque regional significa que mis catas abarcaron un mayor espectro de vinos que los que se cataran para anteriores reportajes y, por lo tanto, no todos estos productores son importados a los Estados Unidos. Nuevamente, tengo que agradecerle al Consello Regulador y especialmente a José Manuel Rodríguez, por organizarme la cata, acompañarme en mis visitas y por la bolsa de castañas.

Neil Martin

CONTACTO

Dirección: Comercio 6/8. Monforte de Lemos (Lugo). 27400 España

info@ribeirasacra.org (+34) 982 410 968

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