Futuro de las bodegas
Cuando se les pregunta sobre el futuro de las bodegas en la Ribeira Sacra, los tres entrevistados dan una visión similar en rasgos generales, aunque con perspectivas distintas. Todos hacen mención a la necesidad de buscar una mayor calidad que atraiga las demandas del mercado, así como la importancia de la internacionalización.
En cuanto a lo primero, Gema destaca: “es importantísimo tener una buena uva, un vino cuidado con mucha calidad, pero al final lo que nos distingue de otras zonas, son los viñedos en bancales, esa viticultura heroica… hay que dar a conocer más la zona, comentar más la historia de cada vino”. A su vez, Mauricio explica que cuando llegó a la Ribeira Sacra y conoció el lugar “me atrapó el entorno, el paisaje y la potencialidad de los vinos, que son vinos bastante singulares y únicos en su estilo. La combinación del clima atlántico, el río, las pendientes, los tipos de suelo, las orientaciones. Es muy difícil encontrar otra zona vitivinícola en el mundo que tenga todo eso en un solo lugar”.
Y es que quizá es ese paisaje el que marca también el camino a seguir. En palabras de Evaristo “aquí no se puede jugar a crecer en volumen sino a crecer en calidad y en singularidad”.
Lo que parece que también une a los tres bodegueros entrevistados es que el vino joven que se hace en la D.O. no es sinónimo de falta de calidad. Mauricio resalta respecto al mismo: “no tiene que ser un vino simple, tiene que tener sus complejidades, tiene que tener sus atractivos”. En el mismo sentido Evaristo señala que los de la Ribeira Sacra “son suelos muy interesantes, hay que conseguir que eso se exprese en las botellas. No hay que perder cierta estructura, cierta capacidad de duración en el tiempo y que sean vinos frescos no quiere decir que tienen que ser vinos simples”.
Y es que no se puede negar que la Ribeira Sacra lucha con una dificultad, y es que el mercado parece demandar vinos blancos por encima de los tintos. Según Evaristo “ésta es una denominación de vinos tintos y que también tiene que hacer algún tipo de cambios”. Y es en estos cambios en lo que parecen diferir la visión de los entrevistados.
Por un lado encontramos a Gema y Evaristo. Éste último nos indica: “nosotros queremos equilibrar también un poco más la relación tinto-blanco-rosado, es decir, irnos un poco más a blancos y a rosados pero sin perder la esencia de la uva tinta porque tenemos unas variedades extraordinarias y creo que no podemos perder tampoco ese potencial”. En este mismo sentido, Gema apunta, respecto a sus viñas de herencia familiar, “tenemos más viñedos de tinto, entonces, por consiguiente elaboramos más tinto, pero no descartamos el blanco. De hecho, hacemos un godello y la idea es aumentar un poco la producción de godello”.
Una visión algo distinta respecto a esta denominada “crisis del vino tinto“ la aporta Mauricio. “Yo creo que el vino tinto tiene una crisis de calidad y de estilo, no tiene una crisis de consumo. El problema del vino tinto es que a la gente no le gusta porque está elaborado de una manera que no es atractivo… yo creo que el vino tinto siempre va a ser “el vino”. Es mucho más maridable, mucho más combinable, es un vino que tiene mucha más complejidad y tiene mucho más desafío desde el punto de vista enológico. Si vos mirás a nivel mundial cuáles son los vinos más caros del mundo, son siempre tintos, no son blancos. Yo creo que lo que hay que hacer es trabajar más en el estilo, en la forma de presentar el vino y en esos atributos que hoy el mercado sí demanda”.
Siguiendo con lo anterior, Mauricio añade que “después hay una oportunidad muy grande, que nosotros ya la estamos trabajando, de vinos de alcohol un poco más bajo, donde el mercado hoy lo demanda. Vinos de terraza, vinos de trago largo, como se dice acá en Galicia, que si vos vas el After Office de Inglaterra se consumen. Hay un montón de lugares donde hoy se están tomando este tipo de vinos. Nosotros ya estamos con esa línea, ya la estamos lanzando, y es mostrar una cara de la Ribera Sacra de vinos frescos, frutales y fáciles de beber, porque ahí ya no importa si es blanco o es tinto, es un segmento, una categoría que seguramente va a tener éxito”.
Y es que parece que todos coinciden, desde diferentes momentos empresariales, en la necesidad de internacionalización. Evaristo nos explica que “ya tenemos mercado exterior en varios países, pero creemos que sí hay demanda internacional y que hay campo de juego… en vinos tintos yo creo que es de las mejores zonas, sin duda, de Galicia”.
Por último, en el caso de Gema, con dos años de experiencia profesional habiendo abierto la bodega, aún no han dado el paso al mercado internacional, aunque tienen la intención a futuro. En su experiencia aún se encuentran lidiando en el mercado nacional y con las dificultades de los jóvenes emprendedores. Así, nos explica que “ahora mismo hay muchísimas bodegas, tanto a nivel Ribeira Sacra como otras denominaciones, entonces hay mucha competencia. Y que te hagan un huequito es complicado. Es un poco mantener la moral. Ir y volver y volver hasta que realmente apuesten un poco por ti, prueben tu vino y vean que realmente merece la pena, que estás haciendo una cosa buena y por la que merece la pena apostar”.
Futuro de la Denominación de Origen
Cuando se les pregunta a los bodegueros entrevistados acerca de cómo ven el futuro de la Denominación de Origen, sus respuestas se sitúan en coherencia con lo expuesto anteriormente. Evaristo nos resume los puntos clave en lo que él denomina tareas pendientes de la D.O.: ayudar a la internacionalización de los vinos la Ribeira Sacra, la producción de vinos de calidad que se acompañen de precio acorde y la profesionalización de todos los sectores implicados.
En este sentido, nos dice “hay que salir al mercado exterior. Aquí hay mucha bodega muy pequeñita que no tiene mucha capacidad de salir y para eso la D.O. tiene también como asignatura pendiente el traer aquí a grandes conocedores del vino, comercializadores, que vean el lugar y la zona”.
En relación con lo anterior, llaman la atención las palabras de Mauricio hablando sobre su experiencia: “Nosotros tratamos de ser más abiertos en ese sentido y tratar de colocar nuestros vinos en otros mercados por razón comercial, de precio y también posicionamiento de marca. Vos tenés que ser alguien reconocido en tu lugar, donde vos ejerces tu actividad, pero es muy importante ser reconocido donde compiten los demás. A mí me gusta la idea de ir a Londres, vender nuestros vinos. Ahí se vende Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Francia, Italia, España.. se venden todos. Entonces, es como que es un gran desafío, porque tenés que tener una super calidad y precio acorde a esa calidad”.
Y es que el precio ligado a la calidad parece ser un punto en el que todos están de acuerdo. Evaristo añade “hay que darle un cambio profundo a esta denominación desde la propia comunicación. No podemos hacer una comunicación basada en vino de alimentación. La alimentación no hay porque evitarla, pero la comunicación que hay que hacer es de los vinos de más calidad. Muchas bodegas están haciendo vinos de gama alta muy valorados en el mercado”.
Respecto a lo anterior, Gema añade que elaborar el vino en la Riberia Sacra “es un trabajo mucho más artesanal que en otras denominaciones”. Y eso debe reflejarse en el precio: “cuando algo se fabrica en una fábrica o en gran escala es mucho más económico que el trabajo de una persona, de un artesano. Y con el vino yo creo que es un poco lo mismo. Nosotros estamos más centrados en un público que valore más el vino. También al ser una bodega pequeñita tienes que hacer un producto más subido de precio”.
En palabras de Mauricio: “el nicho de mercado es para un hand seller, o sea, la persona que va con las manos y muestra la botella. Es el tipo de distribuidor para estos vinos: distribuidores que tienen un concepto claro y entendido de que la producción es limitada y solamente llega a determinados restaurantes, tiendas de vinos muy especializadas, de gente que entiende lo que va a tomar y que entiende lo que va a comprar y lo que va a vender, no es masivo, o sea, esto no es para lineales”. Añade que el vino Ribeira Sacra “es para determinados clientes en el mundo, no es para todo el mundo”.
Pero esta profesionalización debe ir acompañada de todos los sectores implicados. Así, Evaristo, en las tareas pendientes añade la de “profesionalizar un poco al pequeño viticultor, es decir, hacer uva de calidad controlando esencialmente las producciones”. Y en este sentido añade “yo creo que esta D.O. tiene ahora mismo un momento delicado. Todos los que estamos implicados en ella tenemos que hacer una reflexión y una reconducción de la propia Denominación”.
Gema añade: “En nuestro caso, al producir nosotros prácticamente todo lo que elaboramos, compramos a familiares y amigos cercanos, muy poquita uva. Entonces no sabría muy bien hablarte de la situación a un nivel más global, pero sin duda es algo que hay que tener en cuenta. La Ribera Sacra sin los pequeños viticultores no es nada, entonces hay que cuidarlos”.
A nadie se le escapa en este contexto la denominada crisis de los viticultores. Aunque diferente es la visión de Mauricio al respecto: “yo creo que es más un problema de que no le encontramos la solución a la parte comercial. Un problema de un millón, un millón y medio de kilos. No lo veo un problema grave porque no son millones y millones y millones de kilos de uvas”. Y añade “sí hay que entender esto que hablábamos antes, el nicho comercial, a dónde tenemos que vender el producto. Tenemos que mentalizarnos todos los productores de la Ribera Sacra que el vino tiene que salir de Galicia, se tiene que vender en otras partes de España y también se tiene que vender en el extranjero, eso va a descomprimir y automáticamente el problema de los viticultores está resuelto. De hecho, de donde yo vengo, tener producto para vender es lo más importante, o sea, yo creo que no podemos lamentarnos por tener producción, lo que tenemos que hacer es enfocar o reenfocar bien la parte comercial”.
Parece dar pie a las anteriores conclusiones lo que indica Evaristo: “yo recuerdo que hasta ahora aquí la uva se buscaba afanosamente porque se comercializaba sin ningún problema. Desde el COVID yo creo que hubo ciertos cambios en el mercado y desde luego se generaron unos excedentes que son existentes en estos momentos y que a los viticultores le repercuten. Por eso los viticultores y las bodegas tenemos que tener una relación muy de amistad y muy de caminar en el mismo sentido”. Según Evaristo “hay que reenfocar un poco la producción en cuanto a variedades. Pero tampoco es pasar la página absolutamente sino, a base de diálogo y forzando a la administración a que eche una mano, reenfocar y volver a tener una relación de absoluta amistad”.
Sea como sea, los bodegueros entrevistados se muestran optimistas en cuanto al presente y al futuro de la Ribeira Sacra. Entienden que es un momento de cambio, pero sobre todo de mucha potencialidad. Tras las palabras durante esta entrevista, se nota el cariño y el orgullo de pertenecer a una D.O. tan especial como la de la Ribeira Sacra, donde se está formando un cambio incluso generacional.
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