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La Voz de Galicia. Entrevista con el Presidente del C.R.D.O.R.S.

José Manuel Rodríguez: «Una D.O. deja de serlo si hace 10 vinos distintos"

30/12/2012

Entre 1983 y 1999, José Manuel Rodríguez fue concejal del PP en Sober. En 1987, asumió la organización de la Feria del Vino de Amandi, que llegaba ese año a la séptima edición. Fue una toma de contacto tormentosa, pero aguantó el chaparrón. Tres años después, abanderaba el proceso que terminó con la concesión de la denominación de origen Ribera Sacra. Desde entonces, el sector le confió la presidencia del Consello Regulador en cada proceso de renovación.

-Aquel año se había decidido que los vinos que fueran a la feria de Amandi debían ser tratados. Hablamos con la estación enológica y puso una serie de mínimos. Los vinos tenían que llevar sulfuroso y estar clarificados para poder participar. La feria se había hecho muy comercial, pero los vinos en general se estropeaban. De modo que el despegue de los primeros años se estaba convirtiendo en lo contrario. Conseguimos que los bodegueros entendieran que el que va a la botella debe tener unas condiciones mínimas de conservación. Empecé con veinticuatro apuntados y acabé con doce. Muchos decían que a su vino no le echaban química. Revolvieron por todos lados para poder venir a la feria incumpliendo las normas, pero dieron con alguien que no estaba dispuesto a saltarse lo que estaba acordado.

-Tres años después, se comenzó a trabajar con la indicación de vinos de la tierra, el paso previo a la Denominación de Origen. ¿Como fue posible un cambio tan radical en tan poco tiempo?
-En ese momento coincidieron una serie de cosas que marcaron el futuro. A mediados de los ochenta hubo un movimiento, en el que participaba Adegas Moure, para darle una denominación gallega al Albariño. Luego surgió el interés por trabajar por una denominación para esta zona, que defendían los Moure y también Val de Quiroga, que ya entonces comercializaban vino embotellado. En medio de todo eso arranca Rectoral en Amandi, que hizo la primera cosecha en el patio de mi casa. Fue un año y pico de un gran desarrollo. Recuerdo una charla en Sober a la que vinieron Evaristo [Rodríguez, de Adegas Moure] y Manolo [Gómez Guntiñas, de Val de Quiroga] en la que los cosecheros de Amandi no los sacaron a palos de casualidad. Gente, por cierto, que hoy está en Ribeira Sacra.

-Después de tantos cambios, ¿queda recorrido por delante?
-Los franceses no hablan de kilos ni de litros de vino, sino de la rentabilidad de una hectárea de viñedo o de una botella de vino. No son grandes sólo por el volumen, sino por la esencia de lo que representan. Las grandes denominaciones del mundo son el resultado de un trabajo de muchos años en una misma línea. Después de muchas décadas, llegaron a tener una presencia en el mercado. Ribeira Sacra no puede obsesionarse por llegar a tantos kilos de uva o a tantas hectáreas. Eso vendrá dado por la realidad que tengamos en los próximos años, pero no es una meta. Lo del vino es como una evaluación continua. Hay que estar ahí cada día trabajando para ser un referente en el espacio en el que te mueves. En Ribeira Sacra somos, sin duda, un referente en Galicia. Empezamos a serlo a nivel nacional y también estamos siendo una referencia cada vez más conocida internacionalmente.

-¿Desaparecerán la mayoría de las pequeñas bodegas?
-Hay Denominaciones de Origen basadas en grandes bodegas y otras en microbodegas. La clave en nuestro territorio es que la viticultura sea la más rentable, y para eso tiene que haber gente que pueda vender bien ese vino. No es una cuestión de grandes, pequeños o medianos productores, sino de profesionalidad. Lo importante es dar una imagen de cohesión, una línea de producto. Todas las grandes regiones vitícolas la tienen. Las pequeñas anécdotas, el I + D de cada bodega, está muy bien. Pero no puedes tener diez tipos de vino, porque entonces dejas de ser una denominación. Burdeos, además de tintos, ampara sauternes, pero no fuera de Sauternes. El incluso pasa en Rías Baixas, que hace tintos y espumosos, pero hay un tipo de vino que representa el noventa por ciento del total.

-Sin pequeñas bodegas se van a producir cambios significativos en el paisaje vitícola.
-La imagen del viñedo en la Ribeira Sacra es algo absolutamente fundamental. No está aún encima de la mesa, pero se va a hacer una normativa para vinos de viñas especiales. De hecho, el mercado así lo está valorando. Lo que hay es que darle una herramienta a todos para que puedan hacerlo. Los grand cru franceses no se hacen en virtud de la elaboración de la bodega, sino de la peculiaridad de la tierra donde nace ese producto. Eso es lo que marca la diferencia, más aún en un territorio como el nuestro. La proyección de la Cinque Terre está en un viñedo colgado sobre lo Mediterráneo, aunque las nuevas plantaciones se hacen en partes donde es posible la mecanización. El meandro de A Cova, Doade, Amandi, Belesar parte de las riberas de Chantada y Vilachá son iconos visuales de la Ribeira Sacra y hay que mantenerlos. Si no somos capaces, habrá una pérdida de imagen global que nos arrastrará a todos. Tenemos que darle la posibilidad de que el cultivo de estas viñas sea tan rentable en el futuro como en otros sitios donde es más fácil trabajar.

ENTREVISTA José Manuel Rodríguez, Presidente del Consello Regulador


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