Lois Diéguez

â??La sangre de Ribeira Sacra es el vinoâ?�

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Lois Diéguez nace en Monforte de Lemos en los años cuarenta; vecino de la Ribeira Sacra, recreó sus historias en el libro, â??Viajes a las Tierras encantadas de Lemosâ?�. Ingeniero topógrafo de profesión, escritor de vocación, político de convicción, viajero incansable de afición y gran conversador. Lois Diéguez nos habla de Ribeira Sacra, del vino, del pasado, del presente y del futuro.


Cuando piensa en Ribeira Sacra,â?¦ que le evoca?
Río en plural, los ríos. El fenómeno natural más importante de la Ribeira Sacra son los tres ríos, el Miño, el Sil y el Cabe. Si contempláramos la Ribeira Sacra desde un avión, veríamos que los tres ríos, en su configuración geográfica, forman una omega; la alfa es el origen, y la omega el ocaso, es decir, la vida consumada, sabia y rica. Es una tierra llena de simbolismo, algo que intenté recoger en el libro â??Viajes a las Tierras encantadas de Lemosâ?�.

Son los ríos, entonces, lo que más le gusta de Ribeira Sacra?
Son los ríos,� es la montaña. Ribeira Sacra tiene un monte mítico que es cabeza de Meda, protagonista en la tradición de la zona de muchas historias. En las tierras sagradas hay siempre un punto alto que las domina y embellece, y esto se acaba convirtiendo en un mito.También es importantísimo el románico, que ayudó a humanizar este paisaje singular. No es fácil encontrar esta armonía. La zona consiguió eco internacional en la Edad Media por lo que aquí se construyó.

Y el vino?
El vino es parte imprescindible de ese todo que representa la Ribeira Sacra. Aquí se fueron creando los socalcos escalonados hacia los valles de los ríos, una construcción artificial que respetó la naturaleza, consiguiendo un prototipo muy personal que no se da en otros paisajes de ribera. Se mantuvieron las zonas boscosas en armonía con los bancales.
Paisajísticamente el vino es llave en Ribeira Sacra, pero también es importante como cultura-tradición. Los romanos, los eremitas y, más tarde, los cosecheros, potenciaron y potencian la propia historia y crean este milagro en el paisaje natural y productos de gran calidad para la alimentación y el gozo. El vino es compañero de la alegría y de la comunicación y ayuda a amar la vida.

Usted es de la Ribeira Sacra, mudó mucho la zona desde su infancia hasta ahora?
Antes la tierra estaba más trabajada. La naturaleza nos rodeaba con su explosión de colorido, las estaciones eran más definidas, la gente vivía la comunicación en profundidad,�.y hoy hay muchas zonas sin cultivar, en el olvido. Pero por el contrario, apreciamos un avance en la restauración de monumentos y creación de un inicio de infraestructuras y una educación necesaria para sensibilizarse ante el gran monumento que poseemos. Ya es un paso que nos demos cuenta de que todo esto crea riqueza, y hoy por hoy pode ser la fábrica con muchos puestos de trabajo que la industria no creó.

Cómo son los recuerdos asociados al mundo del vino?
Mis primeros años están muy relacionados con la cultura del vino. Vivíamos en el barrio de los Chaos y todo se llenaba de aroma a bullo en el tiempo de la vendimia. Hoy bajo a Chantada al barrio del Asma, en los meses de septiembre, para volver a catarlo. Le ayudaba a mi padre a echar el sulfato y a podar, y después éramos los niños los que aplastábamos las uvas. Esperábamos la época de vendimia con emoción, nos levantábamos aún de noche y íbamos con el carro y el arca por la sierra de Augalevada para llegar al Valle de Frades donde teníamos las viñas. Aquello era el paraíso de la alegría, con el barullo de los chicos, las canciones, el almuerzo de fiesta a la sombra de los árboles. Manuel María siempre decía que la gente es más triste si no se educa en la cultura del vino, y así me parece también.

Que piensa del vino de la Ribeira Sacra, tiene algo especial o diferente si lo comparamos con otros?
El vino, con el trabajo constante, la investigación y el cuidado para mantener la personalidad propia, siempre mejora. Tenemos que procurar productos naturales frente al artificio que a veces se intenta introducir. En la Ribeira Sacra se trabaja con ansia, creyendo en lo que se hace y eso acaba por darle al vino sabor, color, y aroma propios. Los vinos de Ribeira Sacra rezuman de esa tierra característica que tenemos y de ella cogen esa alegría en el paladar, que se llena de perfumes a manzana, a regaliz, a cereza o a hierba seca. Son nuestros productos, no?

Sería Ribeira Sacra lo que es, sin el vino?
Cuando a un conjunto le falta un elemento, ya no es lo mismo. Seguiría siendo Ribeira Sacra, pero sería una Ribeira Sacra diferente, ya no tendría colorido, sería más triste. Los que nacimos y nos criamos aquí, sabemos que el vino es la sangre de esta tierra, y eso es lo que le podemos ofrecer a quien nos visite. En Japón, en América, en Europa... en mucho mundo conocen ya nuestros vinos. Ahora tenemos que traer aquí a esa gente que los cata, para que sepa quiénes somos y lo que tenemos.

Una reflexión final, algo que quede por decir, es Ribeira Sacra el mejor lugar del mundo?
Apoyo la petición de Patrimonio de la Humanidad para Ribeira Sacra porque tiene elementos suficientes para darle ese reconocimiento. En el apartado de promoción turística, sí tengo que decir que se gasta mucho dinero de manera anárquica y descontrolada. Hay cierta desorganización y desconexión institucional a este nivel. Se puede producir mejor y con menos dinero. Hay que hacer cosas nuevas, originales, científicamente solventes y trabajar todos en base a un objetivo común y desde una planificada coordinación. Esa será nuestra gran riqueza.